España, gracias a los cambios operados en los últimos años del siglo XX, se integrará en la Europa unida del siglo XXI con posibilidades crecientes de bienestar general y de prosperidad. Parece como si el cambio de siglo y de milenio marcaran una nueva época en la que lo hispano pasara a recuperar el protagonismo y la hegemonía que le corresponde, en Europa y en el nuevo mundo, por tradición cultural y civilizadora. En suma: por su historia.

Gonzalo Anes. 1900-2000 Historia de un esfuerzo colectivo. Volumen II. Juan Velarde Fuertes coordinador. Fundación BSCH Madrid 2000.p. 741

En todo ese aparatoso instrumental científico sofisticado y probabilístico difícilmente se distinguía -como decía Balmes- la posibilidad del hecho real y su existencia, y también era muy difícil poder vislumbrar la persona humana de carne y hueso que al fin y a la postre era siempre el protagonista de cada decisión económica. El  pensamiento y el razonamiento económico se disfrazaban así con el positivismo del paradigma científico de la naturaleza inanimada, olvidando el talante moral o inmoral de los actores de la ciencia sobre la que se quería pontificar, así como cualquier consideración ético-filosófica.
La naturaleza además parece que es creativa. En la cosmovisión científica actual la formación de nuevos seres que pertenecen a tipos ya existentes es un proceso cuasicreativo. Los físicos, por ejemplo, concuerdan en que los electrones, fotones, átomos, moléculas, estrellas gigantes o enanas, las galaxias y los meteoritos se comportan todos ellos legalmente, pero sus leyes no son del tipo de las leyes de la mecánica newtoniana o de la estabilidad aristotélica. Esas leyes no nos permiten, aún utilizando las herramientas electrónicas más sofisticadas, predecir con certeza lo que va a pasar. Un efecto concreto no es el resultado de una igual, constante y única causa sino que innumerables causas convergentes dan lugar a tal efecto original, y cada nuevo descubrimiento abre la puerta a otro universo desconocido. El canto llano y monocorde de la naturaleza hay que sustituirlo por la música polifónica con un sin fin de voces armonizadas de forma magistral.
Jose Juan Franch Meneu – Dinamismo económico, tiempo y ciencia. Notas a pie de página.

Pero precisamente porque el valor económico hace referencia siempre a la persona humana[9] concreta  y sin parangón -y con todo su universo de preferencias subjetivas y de objetivos de vida entrelazados- la economía debe tratar de conocer esos fines preferentes[10] y el orden[11] de su importancia circunstancial así como las leyes que rigen su actuación. Las disciplinas económicas necesitan imperiosamente  conocer la naturaleza humana con toda la variedad de su riqueza. Y  no pueden por lo tanto  recetar soluciones y estrategias estereotipadas en masa[12] porque cada uno actúa y demanda según su diferenciada situación y tiene que estar siempre abierto a lo inesperado[13].

Jose Juan Franch Meneu

El hombre es un animal que desea y que raramente alcanza un estado de completa satisfacción, excepto durante un corto tiempo. A medida que se satisface un deseo, sobreviene otro que quiere ocupar su sitio. Cuando éste se satisface, pugna otro todavía en el fondo, etc. Es una característica del ser humano, a lo largo de toda su vida, el hecho de que prácticamente esté siempre deseando algo. Nos encontramos, entonces, con la necesidad de estudiar las relaciones de todas las motivaciones en particular, de modo que nos hallamos enfrentados concomitantemente con la necesidad de renunciar a las unidades motivacionales aisladas, en el caso de que queramos establecer el amplio entendimiento que andamos buscando. 

Maslow, A.H.,  Motivación y personalidad, Flamma, Sagitario, 1975, p. 73.

Ricardo, al referirse al contenido de su teoría del valor, afirmaba: «Es una doctrina de la mayor importancia en economía política y de ninguna otra fuente proceden tantos errores y tantas diferencias de opinión como de las ideas vagas que se conectan con la palabra valor».

Ricardo, Principios de Economía Política y Tributación, Ayuso, Madrid 1973.

La problemática del valor tiene repercusiones prácticas impor­tantes en todo el ámbito del actuar económico. No es una cuestión meramente nominalista; no es algo puramente especulativo. El pro­blema del valor afecta necesariamente a la conducta humana e impli­ca incluso el problema de la felicidad del hombre y, por consiguien­te, el de la sociedad.

La teoría del valor ocupaba entre los clásicos un lugar prominen­te y tanto sus aciertos como sus errores tuvieron una influencia defi­nitiva sobre la actividad económica práctica. Hoy en día apenas se reflexiona sobre estos problemas. Es más fácil encontrar filósofos que se inmiscuyan en el campo eco­nómico -a veces con notable ingenuidad- que economistas que estudien los problemas básicos de su materia con cierta perspectiva filosófica.

Para seguir investigando sobre la variedad complementaria en competencia dinámica que es el objeto e hilo conductor de este ensayo económico, conviene recordar de nuevo que –tal y como se estudió en el primer apartado de este trabajo de investigación- la problemática del valor[2] se encuentra en el centro de toda explicación y comprensión de la actividad económica. Si la economía es la ciencia del valor[3], a éste habrá que referirse siempre en todo análisis fundamental. Por ello, y dado que el valor[4] económico[5] lo hemos definido como una relación real de conveniencia última, complementaria, concreta y futura de los  bienes  valorados a los  objetivos –también complementarios, presentes y futuros-   de los  usuarios finales, en economía –que muchos autores definieron como la ciencia de la riqueza[6]– todo gira en torno a la persona humana. La economía, o es humana o no es economía. Y si es humana quiere decir que la economía es libre. Podemos decir que la economía es la Ciencia del valor porque siempre valoramos en libertad[7] desde el interior de nuestra propia subjetividad no aleatoria.

Jose Juan Franch Meneu

Lo singular precede y funda, en la realidad, a lo universal. Respecto al mundo que se nos muestra ante nosotros, la realidad verdadera no hay que buscarla «fuera» de él, sino dentro de él, en las sustancias singulares como las piedras, las plantas, los hombres… que cada uno encuentra en la vida cotidiana.

Fabro Cornelio, Percepción y pensamiento, (Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, S.A., 1978) p. 297.

Mirabilis in altis

Salvo que el tiempo ha traído también el agrandamiento de las distancias entre Cristóferens y el mundo circundante. Pocos querrán ver en él a un portador de milagros, en vez del artífice de una negociación que pro­metió algo distinto de lo que muestra ser: la del esclavismo sobre tierras que en nada anuncian corresponder al Asia histórica. Es así, entonces, que si el Descubridor llega al final de sus días con una fe íntegra en los postulados de su construcción nadie deberá agradecérselo tanto como el historiador. Por­que le brinda con ello la última y mejor demostración acerca de la auten­ticidad de las creencias que fundó su ideación profético-cosmográfica. Y buena prueba, para mí, de que en la «maravilla» que dio origen a aquel edificio, hay que buscar las claves fundamentales de él.(…) Que la carrera de Colón haya tenido comienzo al modo paulino, en una llamada del Cielo para él evidente, constituye, como hemos ido viendo, una premisa capital para nuestro estudio. Y que debe quedar, por lo tanto, su­ficientemente consolidada.

Pérez de Tudela y Bueso, Juan, Mirabilis in altis, Estudio Crítico sobre el origen y significado del  proyecto descubridor de Cristóbal  Colón, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones  Científicas, 1983, p. 93. 

En un sistema liberal el nivel de vida de la mayoría sube, mientras que en los demás sistemas solamente progresan los poderosos o quienes de ellos viven. En el mercado hay competencia y la competencia es por definición la ausencia de privilegios petrificados e injustificados: un capitalista solamente es rico en el mercado si invierte bien su capital, es decir, si produce bienes o servicios buenos y baratos, con lo cual debe en primer lugar preocuparse de beneficiar al público, respondiendo a sus demandas con prontitud y economía.

En cambio, los sistemas antiliberales o anticapitalistas, esos sí que son estructuras de privilegio. Allí si que los trabajadores son meros instrumentos. Toda la experiencia de los países comunistas prueba la profunda injusticia de los regímenes que aniquilan la libertad económica y la propiedad privada. En los países capitalistas también ocurre que si los estados son muy grandes, aparecen privilegiados que medran a su socaire y que convierten al pueblo en mero instrumento de producción, o de pago de impuestos.

Carlos Rodríguez Braun, A pesar del gobierno. 100 críticas al intervencionismo con nombres y apellidos, Madrid, Unión Editorial, S.A. 1999, pp. 149-150

Si bien la inflación es un fenómeno fundamentalmente de carácter monetario, también se debe señalar que, no obstante, puede ser afectada  también por el respeto a la competencia y la concurrencia en los diferentes mercados. Incidir sobre la competencia en los comercios, subastas  o concesiones administrativas por ejemplo, es incidir de forma importante sobre la estabilidad y el control inflacionario, finalidad primordial del interés público económico.

Jose Juan Franch Meneu