Tiempo de Cuaresma.

Sal 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17
R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R.

R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.

Versículo Sal 94, 8a. 7d

V: No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor.

Sal 33, 4-5. 6-7. 16-17. 18-19
R. El Señor libra de sus angustias a los justos.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

R. El Señor libra de sus angustias a los justos.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvo de sus angustias. R.

R. El Señor libra de sus angustias a los justos.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R.

R. El Señor libra de sus angustias a los justos.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R.

R. El Señor libra de sus angustias a los justos.

Versículo Mt 4, 4b

V: No solo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Sal 43, 10-11. 14-15. 24-25
R. Redímenos, Señor, por tu misericordia.

Ahora nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos haces retroceder ante el enemigo,
y nuestro adversario nos saquea. R.

R. Redímenos, Señor, por tu misericordia.

Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean;
nos has hecho el refrán de los gentiles,
nos hacen muecas las naciones. R.

R. Redímenos, Señor, por tu misericordia.

Despierta, Señor, ¿por qué duermes?
Levántate, no nos rechaces más.
¿Por qué nos escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión? R.

R. Redímenos, Señor, por tu misericordia.

Salmo: Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,
porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta

Salmo: Sal 5, 5-6. 7. 12

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Salmo: Sal 5, 5-6. 7. 12 R. Señor, guíame con tu justicia. Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped, ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R. R. Señor, guíame con tu justicia. Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos; al hombre sanguinario y traicionero… Seguir leyendo Salmo: Sal 5, 5-6. 7. 12

SALMO 88

SALMO 88 1 Canto. Salmo de los hijos de Coré. Del maestro de coro, Para la enfermedad. Para la aflicción. Poema de Hernán, el aborigen. 2 ¡Señor, mi Dios y mi salvador, día y noche estoy clamando ante ti: 3 que mi plegaria llegue a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor! 4 Porque estoy saturado… Seguir leyendo SALMO 88

Salmo: Sal 116, 1. 2

Salmo: Sal 116, 1. 2 R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos. R. R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R. R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.